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En marzo abrimos blog colectivo. La decisión la habíamos tomado hacía meses pero no es fácil hacer sólido lo líquido a no ser que se trate de agua a baja temperatura y no es el caso.

Estas personas nos encontramos en un momento donde internet era algo así como otro salón de nuestra casa, un rincón en la barra de una tasca de nuestro barrio… En aquellas conversaciones se fueron construyendo maneras de hacer. Hubo contagios y construcción colectiva y sobre todo contraste y aprecio por lo que cada una de las personas íbamos construyendo.

En aquella época Miquel Rodriguez escribía periodicamente en su blog una crónica donde destacaba ideas rescatadas de sus lecturas blogueras favoritas. Las rescataba y las ponía unas junto a otras; a veces hilvanando historias, otras solo presentándolas juntas para que cada cual tejiese relatos.

Al escribir este texto, quizás imbuido en la inercia colectiva de los finales de año y la introspección, me dejo atrapar por el espíritu de “Los sueños de la razón” y os ofrezco una mirada subjetiva a este viaje.  Va por ustedes 😀

Manel comenzaba este ejercicio recordando que trabajamos con personas. Una obviedad con sus paradojas como saber “que la presencia constante de un objeto o de una persona en nuestro entorno contribuye, poderosamente, a su invisibilidad”. Apostando por proyectos que reconocen a las personas en el centro en la medida que aportan valor en su crecimiento y bienestar, incorporan y aprovechan su conocimiento y talento para el cambio organizacional y se sustentan y crecen desde relaciones generativas.

Juanjo compartió en abierto parte de nuestro proceso de reconversión de marca. “Debates, mensajes, comentarios, matices y puntos de vista han sido una constante”. Confirmo que tuvo que armarse de paciencia y ser pedagógico 😀 Nos explicaba que logotipo y marca eran cosas diferentes para una vez alabado el diseño pelearnos por las palabras. Hablamos sobre la complementariedad, la mezcla, la diversidad de nuestro colectivo como el aspecto identitario más potente. “Apareció la figura del poliedro, ese objeto con diferentes caras donde nos ubicamos con mucha comodidad”.

Me tocó a mí el turno e ilustré mi post con una fotografía antigua de dos hombres saltando. Escribía de lo que nos gusta nuestro trabajo y de lo necesario que es coger distancia, descansar. En los comentarios discutimos sobre una cosa y la contraria y si era marca de mi casa. Terminaba escribiendo sobre placer y si este, conectado con ciertas pasiones, es el ingrediente de eso que describe Laloux como “plenitud” laboral.

Juan afirmaba que colaboramos de manera abierta. Y explicaba que es nuestra manera natural de hacer las cosas. Que también es una forma de devolver lo que recibimos y una manera de capturar conocimiento ajeno. Además que “hemos comprendido que el valor de la colaboración, de desarrollar proyectos abiertos, no está en el resultado, sino en el proceso”. Natural o aprendido, a veces incomprendido, a nosotros nos funciona.

“Somos red” recordaba Paz. “Estar conectadas nos permite, en un momento dado, poder saber tantas cosas como saben las personas de la red. Me permite sentir que tengo tantos recursos como es capaz de ofrecer la red y tener la seguridad de que puedo hacer todo aquello que junto a otras personas de la red queramos hacer”. Difícil sumar algo más a esta frase. “Mediante la conversación «creamos» realidad”, leía después en los comentarios.

Ana nos regaló recetas con especias tecnológicas. Preguntarnos por nuestro objetivo, valorar nuestras destrezas, aprender con buenos recursos y sin atracones, conocer la tecnología que utilizan las personas con las que colaboramos, algo de idiomas, cacharrear junto a colegas “tech”, preguntar, paciencia y buen té, partir de herramientas sencillas y mantenerse “fit-tic”. Todo esto en los primeros puntos del texto. Continúa leyendo, esta repleto de buenos ingredientes.

Manel compartía sobre ser Comunidad, de práctica. Un texto para rescatar nombre y apellido de la “consultolabia” y el mercado, para rescatar la importancia de lo práctico y sobre todo del poder de sentirnos parte junto a otras personas. “El acento no cae en la acción sino en el vínculo que hay entre las personas por aquello que comparten, que tienen en común todas ellas”. “Consciencia de Ser con los otros, de fortaleza en el dar, de la fuerza que se obtiene del conjunto para cada uno de los desafíos individuales”.

Nos provoca Amalio sobre el sentido personal y el carácter en nuestra manera de hacer consultoría: “Por eso, pensándolo bien, esa aspiración de imprimir sentido personal es quizás un acto egoísta, liberador, que nos humaniza profesionalmente”. No enlatamos soluciones, imprimimos carácter como muestra de respeto y valor, sentirnos libres y sin dobleces, somos las personas que somos, presentes, sintiendo más que pensando, sabemos que valorar la diversidad es respetar también nuestra identidad, cultivamos la humildad y la capacidad de reírnos de nosotros/as mismos/as.

Julen tomó el relevo y escribió un post, como escribiría Harari, “dataísta”: “Consultoría artesana en tiempos de algoritmos y datos masivos”.  “La consultoría que queremos llevar a cabo debe tener en cuenta que todo sucede de persona a persona. Pero dice Harari que nuestros organismos no son sino algoritmos muy evolucionados. Sí, algoritmos. La magia, la sorpresa, la incredulidad no son para los algoritmos. ¿O sí? ¿Cómo será nuestra profesión dentro de 20 o 30 años?” Creo que es el post con más preguntas. Lo reconozco, había comenzado a escribir algo parecido pero Julen lo hizo antes y mejor (me pasa a veces).

Nacho compartía sobre el aprendizaje como un acto íntimo en consultoría. Como acostumbra, era claro y desde su experiencia: “El hecho de que el consultor tenga que aprender no siempre es bienvenido en el mercado”. Conversaba estos días con una cliente/colaboradora; la apertura y la pregunta como una oportunidad para la adaptación y la mejora, sabiendo que a veces se puede interpretar como inseguridad. Avanza el texto: “Soy útil para explorar el negocio del cliente y, así, encontrar soluciones para explotarlo, con una mirada que no se tenía, o aclarando una imagen que se encontraba algo borrosa”.

Post colectivo sobre divertirnos en nuestro trabajo a cuatro manos entre Naiara y Ana. Y esto ya me parece cuando menos ocasión de “sorprendizaje”, como comparten en su texto. Daría para otro post señalar que esta iniciativa surge de dos mujeres en una red bastante “masculina”. Yo en estas líneas solo reconocimiento. Nos divierte el reto de aprender, nos emociona observar que los objetivos se van cumpliendo, nos ilusiona el reto constante y que juntas/os estamos construyendo conocimiento. Nombran la investigación liderada por Csíkszentmihályi, el estado de flujo y rescatan 5 deseos: QUERER experimentar, aprender, observar, construir y compartir.

Julen le hinca el diente a la diversidad en esto que llamamos “consultoría artesana” y comienza potente: “Creo sinceramente que en esencia nos une tanto como nos diferencia”. Continúa recordando que la diversidad exige una gestión activa y que normalmente tendemos a juntarnos con quienes se nos parecen. Un guiño a la mirada de género, a la acogida de las personas que deciden migrar… Describe también el miedo y el vértigo a trabajar con personas diferentes y la construcción de la confianza. “Consultoría artesana, diversa y mestiza, empática y comprometida: mucho por hacer todavía, ¿verdad?”

José Miguel se acerca al arte de la construcción de equipos para proyectos. Comienza citando a María Jesús Salido cuando habla de «proyectos a lo Hollywood», y con ello se refiere a la práctica habitual en la industria del cine, que es construir un equipo cuidadosamente elegido y a medida para cada película. “Confiamos en la meritocracia como vía de desarrollo porque este enfoque nos permite buscar, para cada proyecto”. Desde esta perspectiva profundiza en la diversidad de perspectivas, enfoques y valores y de la estructura de red como la mejor preparada para dar respuesta que deje huella en los proyectos. Creo que aquí también hay carne en los comentarios.

Alberto rescata nuestra apuesta por una orientación a cliente “no invasiva”. Rescata que el buen hacer en consultoría no solo está hecho de conocimientos técnicos, que deberían darse por defecto, sino especialmente de valores, sintonías personales y formas”. Continúa citando a Carl Rogers y tres claves en la escucha: la «comprensión empática», que consiste en sentir el mundo del otro «como si» fuera propio, la «autenticidad», que consiste en establecer una relación de persona a persona al margen de los roles impuestos, los fingimientos y las técnicas, y la consideración y aprecio de opiniones, de sentimientos y de la propia individualidad del otro.

Manel escribe sobre la franqueza. Permitidme una mirada a las pinturas que elige para ilustrar el post. Oleos de finales del XIX. Exquisito. Apoyándose en una experiencia y mirada a las personas que rescata su/nuestro estar más honesto y profesional, habla de la intersubjetividad en nuestro trabajo; “ofrecemos servicios intangibles, la calidad de nuestro trabajo está totalmente subordinada a aspectos subjetivos relacionados con la percepción del/de la cliente”. El texto invita a varias lecturas, me permito rescatar este párrafo: “donde la franqueza aporta aún mucho más valor es al/a la profesional de la consultoría, ya que la sinceridad puede despertar todo tipo de emociones en la otra persona, pero lo que es seguro es que el efecto en uno/a mismo/a siempre es liberador por ser clave para no acabar comprometiéndose con aquello que no acaba de convencer, algo que tarde o temprano suele agradecerse”.

Julen provoca desde la perspectiva del pragmatismo en nuestro trabajo. “Una dedicación en cuerpo y alma puede conducirnos a no hacer lo que deberías estar haciendo”. Mucha atención al balance entre lo que damos y recibimos. “Necesitamos las dosis justas de pasión”. Enfriar la dedicación y tomar distancia. Y una recomendación importante: “Quizá una buena conversación al principio de cada proyecto sobre entregables y resultados esperados sirva para saber mejor el terreno que pisamos”.

Y termina este año de posts con Juan y su perspectiva sobre la simplicidad. Comienza avisando y complejizando la propia aproximación. “Simplificamos para comprender, para poder manejar algo muy complejo”. “La simplicidad es útil, porque no podemos trabajar, en determinados entornos, con los matices, nos llevaría a la parálisis”. El texto tiene muchos matices y creo que dan para mucha exploración. Desde mi perspectiva Jeroen da una clave en su comentario más que interesante: “Es distinto simplificar sistemas complejos que simplificar sistemas complicados”.

Este ha sido mi post REDCA de cierre de año. He vuelto a leer cada post y sus comentarios. Nos leeis más personas, comentamos entre nosotros y nosotras. Esta pequeña descripción de esta parte de la situación nos podría llevar a lugares muy diferentes.

Rescataba al comienzo esa otra internet, quizás en ese momento el contexto era más lento y había menos batalla por nuestra atención. No lo sé. He disfrutado volviendo a cada post. Las palabras tejen relatos. Escribir y leer y volver a escribir. No se nos olvide. Un 2020 artesano significa también leído y escrito 😀

Investigaba sobre los Caprichos de Goya y llegaba a unas letras del autor presentando su trabajo y como pretendía atrapar en línea que impactan en blanco «la multitud de extravagancias y desaciertos que son comunes a toda sociedad civil» y también me hace sentido. ¡Salud!

Imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/El_sue%C3%B1o_de_la_raz%C3%B3n_produce_monstruos#/media/Archivo:Ydioma_universal.jpg Dibujo preparatorio «Sueño 1. Ydioma universal. El Autor soñando.» Dibujo preparatorio. Tinta de bugalla a pluma, 23 x 155 mm sobre papel verjurado agarbanzado (1797).

Asier Gallastegi

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