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Las formas mayoritarias de consultoría se organizan sobre modelos jerárquicos con estructura piramidal, en los que se integran diversas «prácticas». El modelo de negocio de estas organizaciones se fundamenta en la maximización de la eficiencia económica mediante la reutilización de modelos, enfoques y metodologías.

Este tipo de estructura encaja bien con el modelo teórico en el que se mueven estas consultoras, según el cual las necesidades de los/las clientes son, por lo general, parecidas y recurrentes, lo que permite tipificarlas con relativa facilidad, para así abordarlas reutilizando las soluciones ya disponibles. Lamentablemente, las necesidades reales de los/las clientes suelen diferir bastante de este modelo ideal, con todos los problemas derivados que ello acarrea.

Una de las formas de hacer que definen la Consultoría Artesana es la de poner al/a la cliente y a su proyecto en el centro, lo cual implica – por simple coherencia – no solo construir un equipo a la medida del proyecto, sino considerar cada uno de estos proyectos como algo único, lo que nos lleva a construir el mejor equipo posible para él.

Hay un ejemplo que emplea mi colega artesana María Jesús Salido para ilustrar este enfoque y que a mí me parece particularmente acertado. María Jesús utiliza la expresión «proyectos a lo Hollywood», y con ello se refiere a la práctica habitual en la industria del cine, que es construir un equipo cuidadosamente elegido y a medida para cada película.

Tiene sentido. En la industria del cine, cada película es un proyecto y, como tal, lleva aparejado un proceso específico de selección, no solo de actrices, actores o guionistas, sino del resto de profesionales que se consideran idóneos para ese proyecto concreto y único: personas expertas en efectos especiales, maquillaje, iluminación, fotografía, banda sonora, etc.

Las personas que nos dedicamos a la Consultoría Artesana sabemos que el hecho de dar prioridad a los proyectos, por encima de otros intereses, es lo que proporciona una base más sólida para construir relaciones de confianza a largo plazo con nuestros clientes. Sabemos también que este tipo de aproximación es lo mejor para nuestra reputación y fiabilidad a largo plazo.

En consecuencia, nuestra prioridad al abordar un nuevo proyecto es que culmine con el mayor éxito posible desde la perspectiva del/de la cliente. Una prioridad que nos lleva a plantear cada proyecto no solo como algo único sino también irrepetible, al igual que una película.

Confiamos en la meritocracia como vía de desarrollo porque este enfoque nos permite buscar, para cada proyecto, las personas y los conocimientos idóneos para dicho proyecto, sin ningún condicionamiento ni atadura.

A diferencia de lo que ocurre en otros modelos de consultoría, en los que la asignación de las personas a un proyecto suele ser en gran parte en función de su disponibilidad o carga de trabajo, aplicar criterios meritocráticos posibilita ampliar opciones, tanto en lo que se refiere a personas como a cualidades y, de estas, no limitarnos únicamente a las profesionales, sino considerar también las personales.

Está claro que el trabajo en un proyecto, para tener éxito, requiere mucho más que una simple adición de saberes. El conocimiento técnico es muy importante, pero tanto o más lo es la diversidad de perspectivas, enfoques y valores.

Afortunadamente, la flexibilidad y escalabilidad que caracteriza a las estructuras en red facilita enormemente este proceso de búsqueda e integración para construir un equipo de proyecto único y a medida.

Y es que, al igual que le ocurre al director o directora cuando piensa en su película, las personas que ejercemos la Consultoría Artesana aspiramos a que nuestros proyectos  dejen una huella en el/la cliente y por eso los abordamos con ese mismo espíritu.

La ventaja de la Consultoría Artesana respecto a otros enfoques, en los que los recursos son los que son y los proyectos hay que abordarlos con lo que hay, es que nuestra aproximación meritocrática permite, tomando de nuevo prestada otra expresión de María Jesús, construir «equipos especiales para proyectos únicos».

Una ventaja que marca una gran diferencia para todas las personas involucradas, pero, sobre todo, para el proyecto y, lo que es aún más importante, para la/el cliente.

Jose Miguel Bolivar
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