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Conocimiento: es pensamiento simplificado, codificado y empaquetado listo para salir de la mente y capaz de atravesar la realidad para así tener alguna opción de tropezarse con otra mente que lo descodifique (…) ciencia, arte y revelación, se puede asegurar que ninguna de estas tres formas de conocimiento existe en estado puro o, dicho de otra manera, cada pedazo de conocimiento tiene los tres ingredientes aunque en diferente medida.

Wagensberg, J. (2014) “El pensador Intruso: el espíritu interdisciplinario en el mapa del conocimiento”.

Hace unas semanas volví a coger un avión para facilitar un taller en Madrid. En este tiempo de pandemia no había vuelto a pasar por ningún control policial y no recordaba los lugares donde alguien puede decidir abrir tus pertenencias y conversar sobre estas. En esta ocasión al abrir la maleta, la persona que se encargaba de la seguridad en ese puesto se encontró un ovillo de lana, una bolsa llena de gomas para saltar, tres juegos de maderas y cerámicas extrañas, fotocopias en colores y plastificadas, tarjetas con fotografías y una bolsa llena de petos deportivos. No se encontró con una cuerda de 10 metros que suelo llevar a estas sesiones, pero pensé que no podría viajar conmigo por razones obvias.

He escrito en este blog algunos artículos sobre cómo afronto los espacios de formación y consultoría y cómo voy transitando por diferentes herramientas y propuestas con soportes físicos y tangibles. 

Me emocionó escuchar la semana pasada a una de las participantes en la ronda final de un proceso de tres sesiones con un equipo directivo de una cooperativa. Hacía hincapié en la dimensión práctica de su aprendizaje. Para reforzar esta idea compartía que tenía la sensación de que la forma en la que habíamos trabajado físicamente y en el espacio le ayudaba a recordar de otra manera. Mientras movía sus manos hacia arriba como si surgiera agua de la tierra compartía que en este tiempo las ideas de este taller le emergieron como ideas físicas que podía relacionar y recordar en sus manos y cuerpo.

Esto es lo que busco. No se puede explicar mejor.

Yo también aprendí ideas complejas a través de retroproyector (para los que no seamos boomers, una referencia sobre este artilugio). El mundo de las ideas, de las palabras, de la abstracción son un lugar donde descanso y habito. Además, sigo explorando para lanzar los mensajes con cada vez mayor claridad. No siempre lo consigo y quizás no siempre es la propuesta más interesante, pero creedme que mucho de mi esfuerzo está en esta línea. 

Además, hay algo en el trabajo que realizo que busca impactar por bonito. La estética me conecta con el trabajo y creo que ayuda al resto de personas también. 

En este ejercicio de deconstrucción del powerpoint al “pobrepoint” la exploración y experimentación se ha convertido en un ejercicio continuo. Muchas veces comienzo mis sesiones con matrioskas, compases, muelles, llaves antiguas y hasta muñecos de vudú. Lo aprendí con mi hijo cuando llevó unos objetos al aula para presentarse en sus primeros años de escolarización. Luego supe que era una estrategia previa al aprendizaje colaborativo. Esta es la clave que me orienta. Necesitamos construir más espacios para la construcción colaborativa de aprendizaje y los objetos me ayudan a explorar desde el “juego serio” y a complementar la reflexión verbal y textual con un “pensar con los dedos”. 

Explotó la pandemia y migramos a la videoconferencia. Fue un reto y foco hacer físico lo intangible dos veces en la distancia. Ahora que vuelvo a arrastrar la maleta con ruedas y a pedir a la fotocopistería del barrio extraños malabares en colores, tamaños y texturas me planteo si no sería más sencillo volver a esos materiales en video y ppt que siempre van con nosotros en nuestros ordenadores. Creo que este post tiene como objetivo caer en la cuenta de cuán diferente sería mi trabajo de esta manera y cuántos pasos hacia atrás estaría dando.

Algunas claves que rescato de esta experiencia:

  • Con estos ejercicios de interacción física hacemos hincapié en la estructura. Como facilitadores planteamos un modelo, pueden ser por ejemplo dos ejes de coordenadas con una serie de valores (Ana nos regalaba un modelo en el último post) y desde ahí dejamos trabajar a las personas. No sabemos su concreción, tarea, detalles… conversamos desde el marco y son las personas las que van tejiendo sentido. 
  • El viaje es doble. Las personas conectan con sus proyectos y preguntas, están invitadas explícitamente a que puedan trabajar desde su experiencia. Es un viaje interior que a veces se hace explícito y esto nos permite atender a la diversidad. Además, cuando compartimos estas miradas también se construye una cultura de lo colectivo, como equipo y organización. 
  • Nos enfocamos en la construcción de algo y lo sacamos de nosotros y de la relación. Diferentes personas conversamos sobre algo que va cogiendo forma y por lo tanto no de nosotros y exactamente nuestras relaciones. Cuando experimentamos en la regulación de conflictos solemos hablar de “sacar el contenido de entre nosotros”, creo que este trabajo ayuda.
  • Y por último, como compartió esta participante hace unas semanas, construimos dispositivos físicos que atrapan mapas de sentido y se convierten en anclas para recordar. Un anclaje es un estímulo que cambia nuestro estado de forma instantánea. Evoca un recuerdo con tanta fuerza, que prácticamente nos transporta a ese momento.

Permitidme que cierre este post con esta cita de Mina Salami.

En el europatriarcado todo es binario: o una  cosa o la otra. O mente o cuerpo; o razón o emoción; o local o global; o heredado o adquirido; o femenino o masculino. Sin embargo, el conocimiento sensual-sensorial es caleidoscópico: con y dentro de. La mente existe con el cuerpo y dentro del cuerpo: la razón con la emoción y dentro de la emoción: lo femenino, con lo masculino y dentro de lo masculino, y viceversa.  

Salami, M. (2020). “El otro lado de la montaña” Ed. Planeta.

¿Cómo es para vosotros y vosotras?

Comparto algunas referencias en mi blog sobre estos temas. Escribí dos posts sobre “El arte (que no diseño) de la ponencia como exploradora de preguntas”(uno y dos), también sobre “Técnicas frente a dinámicas” e incluso sobre “Creatividad para la formación”.  También escribí sobre digitalización y vuelta a las aulas tras la alerta sanitaria en este post “De la digitalización confinada a la facilitación presencial higiénica 1 y 2).

Asier Gallastegi

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