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La pandemia trajo el confinamiento y con él la explosión en el uso de herramientas digitales para comunicarnos. Quien más quien menos realizó un máster en videconferencias a base de practicar y practicar. En su momento no había plan B; así que no podíamos poner disculpas. Nos relacionamos, gestionamos proyectos, rediseñamos actividades de formación, todo a través de una pantalla. Nuestros hogares se vieron sobreexpuestos. El tránsito, visto desde el momento presente, fue salvaje. Pero interesante, muy interesante.

REDCA lo aprovechó para impulsar actividades síncronas online. Es lo que hemos llamado webinarios de transferencia. La facilidad de colocarse delante de la pantalla y sin necesidad de reservar ninguna sala, buscar transporte o alojamiento, era un aliciente. Solo había que reservar una determinada franja horaria y allí estábamos charlando de nuestras cosas. Manel Muntada fue quizá quien más insistió en aprovechar este formato. Hemos quedado ya cuatro veces y supongo que lo seguiremos haciendo. Es una forma sencilla de compartir prácticas y de estar al día, más allá de nuestras conversaciones paralelas, siempre presentes.

Claro que REDCA vive también de sus talleres de siempre. Desde 2009 hemos realizado once. El último, que hicimos precisamente online, fue el 20 de julio de 2020. Ya veis que tampoco nos obsesiona una frecuencia excesiva. Pues bien, ahora, estamos a las puertas de llevar a cabo el que será nuestro duodécimo taller presencial. Juanjo Brizuela se animó con la propuesta en el último webinario de transferencia de antes del verano y por tanto, en breve nos volveremos a ver las caras. Será en Vitoria-Gasteiz. Ya estamos salivando, por supuesto.

Con algún detalle aún por concretar, este tipo de encuentros siempre pivotan sobre dos ejes. Uno, permanente, que siempre está ahí y cobra protagonismo, es el del simple repaso de qué tal nos va la vida. Nuestro vínculo personal tiene suficiente arraigo como para permitirnos el lujo de simplemente escucharnos en nuestro particular momento vital. Más allá de la profesión, cada cual nos importa. De ahí que siempre haya espacio para la confidencia.

El segundo eje siempre surge de algún tema que haya captado nuestro particular interés en los últimos tiempos. En este caso, por ejemplo, se puso sobre la mesa una idea que viene de mucho tiempo atrás: conformar un programa de formación en consultoría artesana. En nuestros enfoques de trabajo manejamos conceptos como aprendiz/a, el orgullo por el trabajo bien hecho, una dimensión autocontenida de nuestros proyectos, la relación única con nuestros clientes… ¿Tiene sentido invertir en el diseño de un programa de formación en consultoría propio y diferencial, con la marca artesana detrás? Tema apasionante, ¿verdad?

En fin, estamos a las puertas de un nuevo taller presencial de REDCA. Las mariposillas ya andan revoloteando por el estómago. Siempre es un subidón de energía, de positividad, de volver a retomar el sentido, de poner en cuestión lo que somos y lo que hacemos, de mover neuronas. Venga quien venga y nos dedique el tiempo que nos dedique. Cada taller acaba adquiriendo su sello propio. Este que ha movido Juanjo también lo tendrá.

Así pues, tras el taller ya compartiremos información. Estad atentas a las pantallas 😉

Imagen de Veronica Nuno en Pixabay.

Julen Iturbe-Ormaetxe

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